sábado, 3 de diciembre de 2011

Culminación del "laissez-faire" (y II)


IV 
Capitalismo y laissez-faire

Para Keynes, la característica esencial del capitalismo es su dependencia de los instintos de amor al dinero de los individuos, como principal estímulo de la máquina económica, al mismo tiempo que el sistema capitalista es incapaz de alcanzar el pleno empleo en condiciones de laissez-faire. Y, por otro lado, el capitalismo no consigue realizar una distribución de la riqueza y del ingreso, más justo y menos arbitrario. 

De esta visión del capitalismo transciende la idea de que los mecanismos reguladores de la inversión no garantizan un nivel óptimo de producción y empleo, y sin la utilización intencionada de mecanismos de intervención, no se consiguen situaciones de equilibrio, ya que la existencia de un nivel de equilibrio con sub-empleo, es una característica substantiva del capitalismo e inherente al sistema económico de laissez-faire. El capitalismo, dirigido con sensatez, puede probablemente hacerse más eficiente y alcanzar fines económicos mejor que cualquier sistema alternativo a la vista, pero en sí mismo es en muchos sentidos extremadamente cuestionable. 

V
¿Que es urgente y deseable hacer en el próximo futuro?

Si el socialismo de Estado, es cuestionable, no por aspirar a poner los impulsos altruistas de los hombres al servicio de la sociedad, o porque reduzca la libertad natural del hombre, si no porque, de hecho, es poco más que una reliquia cubierta de polvo de un plan para afrontar los problemas de hace cincuenta años, basado en una comprensión equivocada de lo que alguien dijo hace cien años. 

Y, si existen determinados problema que afectan al capitalismo en su funcionamiento que no son solucionables por los individuos sin el concurso del estado. 

Debemos tender a separar aquellos servicios que son técnicamente sociales de aquellos que son técnicamente individuales. La Agenda del Estado no puede referirse a aquellas actividades que los individuos privados ya están desarrollando, sino a aquellas funciones que caen fuera de la esfera del individuo, aquellas decisiones que nadie toma si el Estado no lo hace. Lo importante para el gobierno no es hacer cosas que ya están haciendo los individuos, y hacerlas un poco mejor o un poco peor, sino hacer aquellas cosas que en la actualidad no se hacen en absoluto. 

VI
Europa

El gran sueño de libertad, democracia, prosperidad y justicia social, es ya una realidad, cuya desaparición sería catastrófica, pero es una realidad cuya estructura se sostiene sobre la moneda –el euro- y no sobre instituciones políticas verdaderamente democráticas.
Es esa naturaleza fundamentalmente monetaria de Europa, la que está provocando algunas disfunciones que atentan contra los fundamentos democráticos y pretendidamente igualitarios del sistema.

Y, cuando al inicio de la crisis, parecía que se giraba hacia lo público, hacia el control del Estado sobre la economía, en realidad se ha ido al control político de sus integrantes -países democráticos-, en función de los intereses y las leyes de los llamados mercados. La crisis ha desorganizado la frágil y compleja organización económica europea, desarticulando las finanzas públicas y el comercio entre las naciones. Europa retrocede en vez de progresar, siendo el problema del empleo -el desempleo- el que no encuentra respuesta ni teórica, ni práctica.

La Europa emergente, es hoy una Europa del descalabro, de la desorganización, de la penuria y miseria de los pueblos. Los gobiernos de los estados poderosos, negocian el futuro de los estados endeudados, sin mostrar preocupación con la vida económica, sino casi exclusivamente con las amortizaciones de lo que se ha dado en llamar “deuda soberana”. 

¡Botín de guerra! 

Juliano

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