viernes, 30 de septiembre de 2011

Los Homeless masones

¿Es posible el trabajo masónico sin Logia? Creo que no y ello a pesar de la corriente que parece extenderse en el universo masónico en el que, más y más miembros de esta antigua cofradía renuncian a la pertencia a una Logia o una Obediencia en aras de una novedosa teoría, según la cual la obra puede realizarse sin el concurso de otras hermanas y otros hermanos.

Los y las Homeless masones rechazan el principio esencial de la construcción masónica, la pertencia a un grupo en el que el aprendizaje se realiza gracias al intercambio de experiencias entre todos sus integrantes. El método de aprendizaje masónico renuncia a la clase magistral para centrarse en algo mucho más enriquecedor y que es el hecho de compartir. Incluso el o la Vigilante aprenderá de Aprendices y Aprendizas o Compañeras y Compañeros  en la misma medida en la que sepa entender el concepto de igualdad que no de igualitarismo existente en una Logia.

El y la Homeless masones creen que es posible la práctica del Arte sustituyendo la pertenencia a una Logia por el paso por muchas y variadas en las que ir dejando sus conocimientos pero sin que la propia fugacidad de la visita les permita recibir nada a cambio. El resultado final es un empobrecimiento del propio discurso por puro agotamiento y falta de sabia nueva que renueve y mantenga al día los conocimientos fatigosamente adquiridos en los días en los que se vivía la fraternidad en toda su intensidad y complejidad.

El y la Homeless masones acaban por perder otra de las más importantes virtudes masónicas, la tolerancia. La fugacidad de la visita antes señalada hace que la posibilidad de conflicto desaparezca y con ello la práctica de la tolerancia, el trabajo de ponerse en el lugar del otro y con ello todo el proceso que nos lleva a la empatía con los demás. Es más, es posible que tras de sí dejen un conflicto abierto al que no podrán aportar ninguna posibilidad de solución. Ya no están y es posible que en su próxima visita el conflicto se haya solventado sin su concurso y sin que hayan podido aprender absolutamente nada del trabajo que llevo a la solución.

Parece pues evidente que aunque sea posible decirse masón y ser reconocido o reconocida como tal por el resto de Hermanas y Hermanos, muchos si el vagabundeo es amplio, se pierden aspectos esenciales del trabajo en la cantera como son todos aquellos que nacen del compartir  porque compartir es algo más que una visita fugaz, es vivir día a día la construcción, la misma construcción y no una diferente cada vez.

He dicho



martes, 27 de septiembre de 2011

De buenas costumbres



No es infrecuente que se nos pregunte cuales son las condiciones que una candidata/o deben cumplir para entrar en masonería y nuestra respuesta es invariablemente la misma: ser una persona libre y de  buenas costumbres. La fórmula, ancestral y repetida hasta la saciedad, suele dejar al profano un tanto boquiabierto y a la espera de que por nuestra parte se amplíe la respuesta aunque bien es cierto que casi nunca vamos más allá, así nuestro/a interlocutor/a siguen perplejos ante una respuesta ambigua donde las haya.

La verdad es que la fórmula se las trae, en el siglo XVIII lo de las buenas costumbres debería ser algo bastante claro, sobre todo en la patria de Anderson, aparentemente padre de la fórmula, aunque bien es cierto que el paso del tiempo la ha convertido en algo de explicación tan abierta que casi podría decirse que, dado que en la actualidad las costumbres varían de un país a otro -casi de una sociedad a otra-, o cualquiera podría entrar o nadie podría ser recibido. No sería menos cierto afirmar que, quizá, alguien que fuese rechazado en, por ejemplo, Rumanía podría ser aceptado sin el menor problema, seguimos con el ejemplo, en Argentina.

Es evidente que no podemos movernos al albur de solicitar la entrada en una logia sita en un país más o menos permisivo en cuanto a lo de las costumbres y por tanto debemos tratar de buscar qué se esconde tras una fórmula que viene dando excelentes resultados desde hace más de tresciento años. 

La respuesta es, en mi opinión, bastante simple y se resume en traducir "buenas costumbres" por honestidad con lo que la fórmula quedaría en ser "libre y honesto consigo mismo". 

Ahora bien ¿basta simplemente con esto?¿es admisible en todos los casos? Yo entiendo que no, la honestidad para con un mismo debe ser medida en función de unos parámetros que se encuentren dentro de unos límites éticamente admisibles y desde una concepción ética que pueda ser mensurable. En nuestro caso el respeto a lo que conocemos como Derechos Humanos parece ser el perfecto nivel que nos permitirá evaluar a todos con parámetros homogéneos y que además casan perfectamente con lo que entendemos es la obra de la masonería, la consecución de una sociedad más libre, igualitaria y fraterna.

Probablemente lo anterior convierta en algo menos críptico la cuestión de "las buenas costumbres", aclare quien podría traspasar la puerta,  quien se puede quedar ante ella o, seguramente más importante, sin ganas de llamar.


He dicho

viernes, 23 de septiembre de 2011

Bienvenidos a la sociedad postsecular

Tomado de:
"Postsecular" (1980-2008)

Algunos distinguidos sociólogos sostienen desde hace unos años que la secularización está en crisis o ha llegado a su fin. Kauffman advierte de que las fuerzas demográficas de los segmentos religiosos de la población estarían terminando de hecho con el ciclo secular. Taylor también insinúa que la "era secular" no es irreversible, y quizás no sea capaz de resolver sus malestares supuestamente característicos.

Más que el fin de la secularización, es razonable suponer una transformación forzada por cambios importantes en la percepción pública de la religión, visibles tanto a escala doméstica como global. El mismo Jürgen Habermas, en un importante artículo sobre la sociedad post-secular, estima que los datos siguen dando la razón a los defensores de la teoría de la secularización. Lo que ha variado es la convicción de un irresistible triunfo de la sociedad secular sobre las viejas religiones y su virtual desaparición de la "esfera pública". De hecho, un rasgo característico de las sociedades "postseculares" es el intento de las comunidades religiosas por reconquistar la opinión pública e incluso el poder político, simultáneamente a una división moral e ideológica cada vez más acusada entre individuos "religiosos" y "seculares".

Ante esta lucha cultural característica de la sociedad postsecular, es preciso recordar que el estado laico moderno no surgió como consecuencia de la paz religiosa, sino como forma de mantener una paz civil por encima de las violentas discrepancias sectarias. Como recuerda la escritora holandesa Margriet de Moor:

A menudo se menciona la tolerancia a la vez que el respeto, si bien las raíces de la tolerancia que se remontan a los siglos XVI y XVII no se basaron en el respeto, sino todo lo contrario. Odiábamos la religión de los demás, católicos y calvinistas no tenían el menor respeto por los puntos de vista del otro lado, y nuestra guerra de los 80 años no era sólo una rebelión contra España, sino también una Yihad violenta de los calvinistas ortodoxos contra el catolicismo.

¿Cómo podríamos resolver el problema de la tolerancia? Según Habermas, haciendo que los secularistas más radicales ("fundamentalistas de la ilustración") se unan a los religiosos en un "proceso de aprendizaje" común, "a no ser que confundamos la neutralidad de un estado secular a la vista de la competencia de los puntos de vista religiosos, con la purga de toda contribución religiosa a la esfera política pública". A partir de estos criterios "postseculares" la pretensión de fundar el debate público en fundamentos racionales, no en criterios revelados, se puede dar definitivamente por terminada. Es más, quienes defienden la prioridad de la razón en el espacio público quedan automáticamente etiquetados como extremistas y más o menos equiparados con los fundamentalistas religiosos.

Para entendernos, Pascal Bruckner y los salafistas necesitan clases de ciudadanía habermasiana urgentemente.

martes, 20 de septiembre de 2011

"Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana"

Cuando Olympe de Gouges (7 de mayo de 1748 - 3 de noviembre de 1793) publicó sus "Artículos de la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana" en París, en septiembre de 1791, dio un salto cualitativo dentro la lucha por la igualdad entre los géneros.

La lectura contemporánea de sus exigencias puede inclinarnos a creerla una liberal inocente, pero son las singularidades, las desviaciones del dicurso típico y las lógicas de la política lo que importa, lo que perdura. Ella se puso -puso a la mujer- al centro de discurso, como emisora/reproductor de la lógica social del momento. No pide el reconocimiento de su capacidad intelectual, lo presupone y, como ciudadana, introduce sus propias demandas al Estado. Ella se sabía una igual y superó la necesidad de justificarse, salto que no puede llamarse más que "feminista". Supongo que esta fue una de las razones para que, una vez eliminados los Girondinos, el poder del Comité de Salvación Pública la considerase tan peligrosa que era mejor dejarla -literalmente- sin cabeza: Fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793. Según la declaración de un inspector de la policía y el periódico Le Journal del editor Perlet, entre otros testimonios, Olympe de Gouges subió al cadalso con valor y dignidad.

Dos siglos y dos décadas después, aún me veo -veo a muchas- en algunas de sus demandas. Otras nos reflejan a hombres y mujeres, tal y como ocurriera en la Francia revolucionaria. Valga este recordatorio para sumar a Olympe de Gouges a la lista de las imprescindibles en el camino -lleno de baches- de reinventar la libertad para toda la especie humana.

Es septiembre de 2011, la invocación de quienes tomaron la Bastilla por Libertad, Igualdad y Fraternidad igualmente repartidas siguen siendo un sueño, de esos pequeños sueños que... ayudan a vivir.

Artículos de la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Olympe_de_Gouges

I - La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.

II - El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.

III - El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos.

IV - La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón.

V - Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan.

VI - La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos.

VII - Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa.

VIII - La Ley sólo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres.

IX - Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley.

X - Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley.

XI - La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.

XII - La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada.

XIII - Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades.

XIV - Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no sólo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto.

XV - La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público.

XVI - Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción.

XVII - Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización.

Tomado del blog:  En 2310 y 8225

viernes, 16 de septiembre de 2011

La inteligencia fracasada

Con este expresivo título ilustra el filósofo José Antonio Marina ese fenómeno por el que personas de comprobada inteligencia se comportan estúpidamente. Y lo ejemplifica con casos como el del juez del Tribunal de Apelación de Nueva York Sol Wachter, muy considerado por sus resoluciones “sobre la libertad de expresión, los derechos civiles y la defensa de la eutanasia”, cuando fue condenado por un delito de acoso sexual y amenazas a su ex amante. Al abandonarlo ésta, se pasó trece meses “escribiéndole cartas obscenas, haciendo llamadas lascivas y amenazándola con secuestrar a su hija.”

Concluye Marina que es un caso paradójico de cómo una persona muy inteligente arruina su vida por una estupidez. No conocía aún el caso de Strauss-Kahn.

¿Pero qué hace que personas inteligentes, que evalúan con exactitud situaciones y toman decisiones acertadas y hasta brillantes, se comporten de una forma tan absurda? ¿Cómo son capaces de jugarse su vida y carrera por tan poco? Porque desde un punto de vista de lógica económica, y Strauss-Khan de eso debía saber mucho, el beneficio era ridículo frente a las pérdidas. Porque cuando mayor y más poderosa es la posición mayores son las pérdidas, y con un simple cálculo coste-beneficio la decisión parece clara. Pues no.

Y el caso del juez y el del gerente del FMI no son una excepción. Ahí tenemos el caso de Clinton, que estuvo al borde del ”impeachment”, o el de Richard Fuld, presidente de Lehman Brothres, que se negó a reconocer que estaba descapitalizado y debía aceptar un rescate económico. Que no sólo en el sexo se hace el estúpido aun siendo “muy inteligente”.

Al parecer, los “hombres importantes” -y mujeres- viven en un ambiente en el que su éxito les lleva a distorsionar poco a poco su percepción de la realidad, a sentir que están más allá de ciertas limitaciones, a verse a sí mismos como seres especiales con derechos especiales, a esperar que las cosas salgan como ellos esperan que salgan, a construir una escala propia de lo “correcto” o “incorrecto” -a la medida de sus deseos-. Y esto no lo hacen por una maldad intrínseca o deseo de dañar a nadie. Simplemente esperan que el mundo se amolde a sus necesidades. Lo vean lógico que eso ocurra así. ¿Acaso no son ellos unos triunfadores, responsables del éxito de grandes empresas?

Los griegos lo llamaban “hibris”, que puede definirse como ese orgullo desmesurado y confianza exagerada en sí mismo, por la cual hay una percepción irracional de las necesidades de los demás en función de las propias. Ese engolamiento que crea el cargo y por el que el resto debe estar dispuesto a atender sus necesidades, por irracionales o desconsideradas que sean.

Quizá, por esto, cuando los generales romanos entraban en triunfo en Roma, junto a ellos, en la cuadriga, iba un esclavo que sostenía sobre sus cabezas la corona de laurel al tiempo que les susurraba “recuerda que eres mortal”. Se curaban en salud, no fuese a ser que les diese por “entrar en triunfo en el Senado”.

El esclavo cumplía la función del que avisa de una verdad evidente a quien puede sentirse ensoberbecido por su éxito. Tenía la responsabilidad de decir algo incómodo al triunfante general en su momento de mayor gloria. Algo que, ciertamente, no debe de ser fácil de aceptar, ni ese instante, ni en otros a los que viéndose en la cúspide del éxito les cuesta admitir una crítica, una negativa o una opinión contraria a la suya.

Maquiavelo, en la presentación de su libro El Príncipe a Lorenzo II de Medici comienza recomendando al mismo -y al Príncipe- que no se rodease de aduladores, de aquellos que siempre le van a presentar la mejor de las caras y a darle la razón en todo, convirtiendo, así, el mundo que le rodea en una irrealidad en donde cualquiera de sus caprichos se atiende, ninguna de sus opiniones se rebate, cualquiera de sus decisiones se aceptan; inflando de tal modo su ego que pierda el contacto con el mundo real y viva una fantasía de omnipotencia.

Los americanos, que son muy prácticos, tratan de “curar” este mal con grupos de autoayuda, algo así como los de Alcohólicos Anónimos y en Harvard han creado el Grupo del Verdadero Norte –qué bien traído el nombre- en el que los “triunfadores” empresariales y políticos airean sus miserias y se comprometen a no reincidir.

Y este mal no es exclusivo del mundo profano, también lo encontramos en la masonería, como en ese caso que me contaba un H.·., cuando en una visita de C.·. a una Obediencia diferente a la suya, y después de haber sido retejado se le acercó otro H.·. que le anunció que le iba a retejar porque él “era grado 14”. Lo hacía no porque fuese la obligación de su oficio, sino porque “era grado 14”.

Desde un punto de vista profano estos “inteligentes personajes” perdieron el Norte. Creyeron que cualquier decisión suya era correcta y debía ser aprobada, o por lo menos no criticada y por supuesto, nunca se les ocurrió que fuera punible penalmente.

Desde un punto de vista masónico les falló la plomada, para conocer la verticalidad de lo qué es correcto; les falló el nivel, para saber cómo ajustarse a una relación equilibrada; y les falló la escuadra, para trazar un código de conducta y relaciones basado en el respeto al otro.

Y desde cualquier punto de vista olvidaron que la promoción profesional, el incremento de grado lo que da es mayor responsabilidad, exige más compromiso y más cuidado con las obligaciones del puesto, no más privilegios, ni distintos. Ni autoriza a tener un código ético particular que deba de ser aceptado por el resto de mortales.

Ricardo 09/09/2011.

martes, 13 de septiembre de 2011

De la necesidad, o no, de los adjetivos calificativos




Adjetivo calificativo: Palabra que acompaña al nombre y le añade alguna cualidad que le distingue de los demás.

¿Es necesario hoy en día mantener el calificativo de mixta en el título de El Derecho Humano? Quizá sea un buen momento para que hagamos esta reflexión ya que parece que nos encontramos en un momento en el que algunos costumbres “tradicionales” han sido barridas por la marea de la historia o de la evolución social. 

Cuando nace la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, el calificativo “mixta” era inevitable si se quería dejar claro uno de los principios fundamentales de aquello que nacía, entre otras cosas, para poner en valor la igualdad intrínseca a su propia naturaleza de hombres y mujeres. 

No era moneda de uso corriente, no se admitía -más bien al contrario se rechazaba- la presencia de la mujer en igualdad de condiciones al hombre no sólo en masonería sino en otras muchas actividades sociales. Hoy en día defender esto casi puede ser considerado “demodé” ya que al menos todo el universo masónico liberal -¿cuanto tardará la “regularidad” anglosajona en rendirse con armas y bagajes a lo inevitable?- , se apunta a concederle a la mujer la posibilidad de codearse con los hombres en ¿igualdad? (permítaseme ponerlo en duda ya que todo parece deberse más a una concesión “desde arriba” , al empuje de algunos vientos, que a otra cosa). 

Parece pues llegado el momento de reflexionar sobre la oportunidad de mantener algo que ya no tiene demasiado sentido si tenemos en cuenta que Le Droit Humain tenía meridianamente claro que masonería era igual a convivencia en total igualdad de hombres y mujeres. 

Si la masonería tiene como divisa Libertad, Igualdad, Fraternidad como es posible que hayan sido necesarios -y aún no podemos dar por concluido el proceso- casi trescientos años de desarrollo masónico para que uno de esos pilares, la Igualdad, haya sido incorporado con normalidad e “in extenso” a la vida masónica. Y puestos a reflexionar y partiendo del hecho de que los seres humanos nacemos libres e iguales comienza, quizás, a perder sentido el mantener un adjetivo que, cada día más, resulta una obviedad. 

Avancemos, pero realmente, no sólo de cara a la galería. 

Trabajemos, pero en algo útil y que ayude realmente al Progreso de la Humanidad. 

Pensemos, quizás sea el momento de eliminar un adjetivo que ha dejado de ser calificativo, por obvio, ya que la masonería o es mixta, realmente mixta y no a conveniencia, o no será/es masonería. 

He dicho

domingo, 11 de septiembre de 2011

"ALLENDE"

Poema de Benedetti:

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques,
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama,
porque el hombre de la paz era una fortaleza
Para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia,
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar mas para seguir matando,
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza,
Para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa,
una armada, una hueste, una brigada,
tuvieron que creer que era otro ejercito,
pero el hombre de la paz era tan solo un pueblo
y tenia en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios mas tanques mas rencores
mas bombas mas aviones mas oprobios
porque el hombre de la paz era una fortaleza
Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse siempre a la muerte
matar y matar mas para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad,
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cultura, historia y mixicidad

 
La cultura es una larga cuerda de ideas, de pensamientos compartidos, de historias contadas de generación en generación, de tal manera, que según corre el tiempo va reescribiendo cómo fuimos y cómo nos vemos queriendo ser reflejo de lo que creímos ser.

La historia es una larga serie de hechos conocidos e interpretados, reinterpretados y nuevamente “descubiertos”, adquiriendo una nueva luz según aparecen documentos o se ajustan piezas sueltas del gran rompecabezas que es la reinterpretación de éstas, a veces falseada, de lo que sucedió hace diez, cien o mil años.

No es infrecuente escuchar que la masonería, la que se define a sí misma como liberal o adogmática, tiene entre sus principios, aparte de los tradicionales y universales de tolerancia, respeto, librepensamiento, laicismo…, el de la mixicidad o participación de la mujer en igualdad de condiciones en la logia con el hombre. Y desde nuestro punto de vista, esto no es exacto. O no lo es tal y cómo se ha producido esa “igualdad” en la masonería moderna.

Para Georges Martin, cofundador de la Orden Masónica Mixta Internacional “Le Droit Humain” (“El Derecho Humano”), la participación de la mujer en la Masonería no es un reconocimiento de su papel, sino una necesidad inexcusable para la propia Masonería, sin la cual no hay proyecto que pueda llevar a cabo el principio de Igualdad y, en cadena, los de Fraternidad y Libertad.

La masonería no “se enriquece” porque la mujer participe en ella en igualdad de condiciones que el hombre, sino que adquiere su pleno sentido como Orden Humana al corregir el error histórico que las Constituciones de Anderson establecieron en 1717.

Es, en este sentido, que Georges Martin afirma que la francmasonería “ha estado lenta e incompleta dejando fuera a la mujer”. Y si entre ese mítico nacimiento de la Francmasonería moderna hasta hoy, ésta ha avanzado en ese aspecto, y especialmente cuando en 1893, aquél, junto con Marie Deraismes, funda la OMMI “El Derecho Humano”, lo cierto es que esa “Igualdad” sigue siendo hoy un bien escaso fuera de “El Derecho Humano”.

Y nos parece importante resaltar este hecho. Y resaltarlo como seña de identidad de una Masonería que se reconoce, por definición, mixta. Con la misma rotundidad que es laica, librepensadora o universal, porque la mixicidad es parte de su ADN. Por ser creada para desarrollar personas, no “hombres” que aceptan a “mujeres” en algunas logias sí y en otras no dentro de la misma Obediencia, sino por personas que se inician en Masonería para vivir ésta y construir su propio desarrollo y el de la Humanidad, como un todo, no como unas “parcelas” donde en ocasiones algunos hombres “consienten” a las mujeres y en otras no, o en “parcelas de género”.

No nos es fácil entender que la “Igualdad” se diese en unas logias y en otras no entre nosotros; que cada logia de “El Derecho Humano” decidiese si se aceptan mujeres o no, si se aceptan hombres o no. Sería tal contrasentido para el principio de “Igualdad” que dudamos mucho que nos pudiésemos reconocer si actuáramos así. La mixicidad de “El Derecho Humano” es ontológica, y sin ella no hay masonería en “El Derecho Humano”.

Y es bueno recordar de vez en cuando estas cosas, que pueden parecer elementales y hasta pedestres, pero a la vista de lo que se oye en algunas ocasiones a algunos HH.·. y HHnas.·. a cuenta de una cierta aplicación del principio de “Libertad”, nos parece necesario traer aquí, para que la historia no se tergiverse y la cultura de ella no se nos olvide con relatos incompletos o distorsionados, que la mixicidad es la que conforma la “Igualdad” y no lo son interpretaciones parciales, temporales o espaciales en la Masonería.

Hemos dicho. 
Jano.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Asamblea de la Federación española de la Masonería Mixta Internacional

FEDERACIÓN ESPAÑOLA

El pasado fin de semana, 3 y 4 de septiembre, y en un céntrico hotel de Madrid tuvo lugar la Asamble anual de la Federación Española de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, El Derecho Humano.

Con asistencia de delegados de todas las Logias con que cuenta la Federación en España y de los Talleres de Grados Filosóficos se procedió a repasar el trabajo del año, evaluar el cumplimiento de los mandatos de la anterior Asamblea y proyectar las líneas de trabajo para el futuro, así como llevar a cabo la preceptiva renovación de los miembros del Consejo Federal.

Del informe de la Presidenta cabe destacar el crecimiento que, en una época de crisis como la que vive la sociedad española, ha tenido la Federación durante el pasado curso y que se cifra en un incremento neto de más del 6% en el número de miembros  con que cuenta la Federación así como las importantes espectativas que existen para nuevas incoporaciones a lo largo del presente curso que supondrían un importante salto cuantitativo en el número de componentes de la Orden en España.

Por otra parte se ha querido destacar la organización de la II Jornada del Espacio Masónico de España, desarrollada en el pasado mes de abril en Madrid y con un resultado altamente satisfactorio para el conjunto de la masonería liberal española en general y para el Derecho Humano en Particular.

La Asamblea, en un ambiento de fraternidad masónica debatió otros temas de interés para la Orden en general y la propia Federación en particular como las aportaciones que se llevarán a la Asamblea Internacional del proximo mes de mayo en París y los trabajos que las logias de la federación desarrollarán durante el presente año en los aspectos sociales y simbólicos y que se dedicarán a "La esclavitud en el siglo XXI" y "El Templo" respectivamente.

Finalmente se procedió a la elección de nuevo Presidente y resultando elegido, por mayoría suficiente, Salvador Mollá que propuso a la Asamblea la lista de componentes del nuevo Consejo Federal que fue ratificado por la Asamblea de forma unánime.

La Asamblea se cerró de brillantemente el domingo, 4, con una Tenida solemne a la que asistieron, el representante para España del Supremo Consejo y Gran Maestre Adjunto, el H.·. Antonio Ceruelo, la Ha.·. Paulette Lacoste en representación del Supremo Consejo de la Orden, una Delegación de la Federación Portuguesa encabezada por el Vicepresidente de la misma y el Serenisimo Gran maestre de la Gran Logia Simbolica Española, H.·. Jordi Farrerons, así como representantes de otras Logias de Obediencias amigas.  

En el transcurso de esta Tenida se informó sucintamente de las conclusiones de la Asamblea y se procedió a la lectura de las síntesis de los trabajos correspondientes a los temas social (espiritualidad laica), simbólico (masoneria, racionalismo y misticismo)  y del desarrollado para presentar como aportación española a la reflexión solicitada por el Supremo Consejo a todas las logias de la Orden para la Asamblea Internacional