jueves, 4 de agosto de 2011

¿Qué es ser Masón/a?: un enfoque personal

 Sir Isumbras en el vado de John Everett Millais.1857

Una pregunta simple, directa que sin embargo, con el devenir de los tiempos ha desembocado en derroteros de lo más variopintos y no siempre fundados en la realidad y objetividad. Hoy día, con los medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance resulta más fácil si se quiere, formarse una imagen fiel de la Masonería. Imagino que lo más sabido a nivel general por los profanos acerca de nuestros trabajos, es nuestro lenguaje simbólico, que toma como base el léxico de la albañilería y esto se traduce externamente por ejemplo, en los archiconocidos mandiles. Así, un masón es un “cantero” muy peculiar objeto de su propio trabajo y en busca de algo que muchas religiones, movimientos y escuelas han intentado a lo largo de los siglos: la perfección del ser humano y por extensión y como consecuencia, enconcreto, en nuestra obediencia (el Derecho Humano), el progreso de la humanidad. De la misma manera que no puedes ayudar a otros si no resuelves tus propios problemas, no se puede trabajar para mejorar la sociedad si antes no corriges tus propios vicios y defectos.


En Logia hablamos de transformar la piedra bruta en cúbica, palabras que no es habitual escuchar fuera del ambiente masónico. Para una mayor cercanía a lo que digo recordaré una frase hecha muy parecida: transformar diamantes brutos en joyas. Recuerdo a modo de anécdota que uno de mis profesores hablaba de modo alegórico que su trabajo consistía en pasarnos la piedra pómez. Puede parecer una utopía hablar de perseguir el progreso de la humanidad; especialmente en una época como esta de crisis de valores e imperio del materialismo. En mi entorno suelen decir que soy una persona bastante idealista pero yo siempre respondo que no es así, que soy realista y actúo en consecuencia pero sin olvidar los ideales en los que creo y por los que lucho día a día. Recuerdo ahora las palabras que me han dicho en unas cuantas ocasiones: por mucho que tú hagas, no vas a conseguir nada, tus acciones son sólo un granito de arena que no va a parar a ninguna parte ni arreglar nada y mira cuánto mal alrededor. ¿Mi respuesta?, siempre es la misma: mi granito de arena, el tuyo, el del vecino, el de más allá, etc, ¿de qué se compone un desierto si no es de pequeños granitos de arena?. Desde luego, como no consigo nada es poniendo todo de mi parte mientras los otros se cruzan de brazos. Así es como se trabaja por el progreso de la humanidad, desde dentro o fuera de la masonería, cambiándonos a nosotros mismos (saliendo de la caverna del mito platónico, cuestionándonoslo todo y desconfiando de las apariencias como no sugeriría Descartes…) y el cambio en el mundo será más fácil de lo que pensamos. Por algo en la evolución de nuestra especie ha tenido tanto que ver la imitación.

La talla de la piedra bruta o el sentido del ser humano:

Si en algo se diferencia el ser humano del resto de especies animales es por su mayor vida interior en la vertiente filosófica, moral, ética. Punto y aparte es que determinados individuos prefieran asentarse en la comodidad de la realidad efímera, engañosa y falaz. Esta capacidad tiene un único camino (de doble sentido): lograr la mayor cota de perfección posible. Pero como sugerí, esta capacidad es un arma de doble filo, que mal empleada puede tener efectos opuestos a los deseados.


Cuando el iniciado talla su piedra, se va encontrando a sí mismo, liberándose de autoengaños y revelando con su trabajo su verdadera imagen. Conócete a ti mismo, resuenan aún las palabras del oráculo. Pero enfrentarse a uno mismo es una situación poderosa y debemos estar dispuestos a la autorreconciliación pues de ella nacerá el espíritu del constructor. No se puede ser consciente de la magnitud de ciertos males sin haber caído en ellos o haberlos apreciado muy de cerca. Debemos agradecer nuestros errores y no maldecirlos sin más, pues de ellos, obtendremos el valor necesario para evitar que otros los cometan y evitar nosotros volver a cometerlos con más ahínco incluso que si no los hubiéramos hecho. Ya lo decía la cita: cuando nos miramos en lo más profundo de una grieta abisal, la oscuridad también se refleja en nosotros. La destrucción, que no la devastación, es aliada del empeño constructivo.

Recuerdo un extracto de un libro de Paulo Coelho que dice así:

Cada 20 años destruimos el templo y lo volvemos a edificar. Así los monjes carpinteros, pedreros y arquitectos pueden ejercer sus habilidades y enseñarlas mediante la práctica a sus aprendices. Nada es eterno; incluso los templos están en proceso constante de perfeccionamiento”.

En el final de Los Pilares de la Tierra, por ejemplo, se dice algo parecido a propósito de la construcción de la catedral medieval, cuenta el narrador que ninguno de los personajes llegará a ver la obra terminada; a veces el edificio se paralizará, algunas piedras caerán, otras ocuparán su lugar (…). Este se me antoja un fiel reflejo de la realidad pasada y por lo menos también presente de nuestra orden y de la masonería universal.

Mi última referencia a escritos más o menos conocidos en los que apoyar lo que quierotransmitir es la siguiente:


Se trata de una historia ambientada en una ciudad medieval en la que un hombre se acerca a tres canteros que trabajan y les hace la misma pregunta: ¿Qué haces?.

El primero responde: Estoy picando piedras.

 
El segundo dice: Estoy trabajando.
 

Y el tercero contesta: Estoy construyendo una catedral.

No podemos ver nuestras tareas y obligaciones materiales como vacías de contenido a la manera del primer obrero; simplemente como medios cuyo fin es la supervivencia y el logro del sustento necesario. A través de nuestra vida cotidiana nos proyectamos hacia el mundo: nuestra actitud, nuestros ideales, lo que en verdad somos, en lo que creemos, por lo que luchamos.


El masón, no debe con el tiempo caer en el error de acudir más o menos rigurosamente a sus trabajos y moverse como un autómata. De nada sirve memorizar un ritual cuyo significado ignoramos, lo mismo una ceremonia, de nada sirven los símbolos si no vamos más allá del signo. ¿O acaso alguien se atrevería a defender el uso de una palabra independientemente de lo que defina sólo porque suena bonita?.


Nuestros deberes no son sólo materiales, la masonería busca conseguir en sus miembros una mayor vida interior y un equilibrio entre los aspectos materiales y no materiales del ser humano.


El sentido del ser humano consiste en “construir una catedral”; vivir es crecer ante la adversidad, construir en futuro enmendando nuestros errores para que su significado no sea ya sinónimo de debilidad sino que se torne en victorias, mirar hacia el futuro sabiendo que debemos aceptar siempre la herencia del pasado; para continuar por la misma senda o para tomar ejemplo de los atajos que no debemos tomar … “Caminante no hay camino, se hace camino al andar (…)”.

EURÍDICE


No es casualidad que en este artículo haya tantas referencias al mundo profano a propósito del mismo. No debemos olvidar que en el camino masónico convergen la vida cotidiana y profana y la que hacemos de columnas para a dentro.

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