lunes, 12 de abril de 2010

Perlas de Pla


De "Notas dispersas":

Nunca he tenido la ocasión de conocer en nuestro país lo que llamaríamos un ateo normal. Sospecho que no existe ninguno. La experiencia me demuestra que para ser ateo hay que ser de un talante humilde y tener una considerable modestia. Y dichas cualidades parecen del todo incompatibles con la manera de ser-y de pensar-de la gente que vive a orillas del Mediterráneo.
En estos acantilados, playas e islas hay mucha petulancia. 
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La certeza religiosa, sobre todo entre católicos (no entro ahora a dilucidar si esta certeza es ilusoria o concreta), produce a menudo un engreimiento que a mi modo de ver es asfisiante. A veces es estentóreo y otras veces disimulado.
Con todo, este engreimiento no llega a ser mortífero. Es mucho peor el engreimiento producido por la certeza política. Algunos izquierdistas, los comunistas, los jóvenes enfermos de fanatismo...
Solo se puede convivir - dispensen- con escépticos.

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Los oligarcas que he conocido me han parecido de un cinismo generalmente molesto. Los demócratas me han resultado pedantes, de una fanfarronería indescriptible. Andar por la vida es más bien dificil. Cuando se encuentra a alguien natural, objetivo, dispuesto a examinar las cosas con una curiosidad positiva y no declamatoria, el efecto es extrañísimo.

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Los hombres sin defecto alguno son un verdadero fastidio. Y lo curioso es que existen, cuanto menos públicamente. Me fastidian tanto como aquellas casas donde, al decir de la gente, no falta nada. La ventaja de los defectos es que suelen ir ligados a las mejores cualidades de uno. En los sofás donde se está mejor, los muelles no son muy tirantes ni demasiado rígidos.

Josep Pla
Fundació
El quadern gris

1 comentario:

Mauricio dijo...

Varios pulgares arriba!!!